- Hola mi amor, ¿cómo
dormiste?- le preguntó su mamá al verlo
– Bien mamá, mejor que
nunca- contestó Rodrigo. Perro le extrañó que su madre no lo felicitara por su
cumpleaños. Lo mismo pasó al ver a su padre y sus dos hermanos, Nadie lo
felicitaba por su cumpleaños aunque disculpó a su hermanita menor que tan solo
tenía 2 años, ella aún no comprendía esas cosas. Después de desayunar Rodrigo
se fue a su habitación con una expresión
de tristeza en su rostro, nadie se había acordado de su cumpleaños, lo que él
no sabía es que su familia le estaba preparando
una fiesta sorpresa en casa de su tía, una fiesta que cambiaría su vida
para siempre.
Su padre salió de la casa
ya que era el único que no le había comprado aún el regalo para su hijo se
dirigió de inmediato a una tienda de juguetes
pero tras mirar por toda la tienda ningún juguete lo convencía. Mientras
miraba captó que justo al frente había una tienda donde vendían todo tipo de
artículos antiguos y nuevos también había juguetes.
Apresurado por el tiempo
salió de la tienda donde estaba y se dirigió a la tienda de antigüedades, no
veía nada interesante ya estando dentro, pero al mirar un rincón vio un muñeco
de gran tamaño que llamó su atención, algo dentro de él le decía que debía
comprarlo para su hijo, así que se acercó al vendedor y le dijo:
– Quiero comprar el
muñeco que está en el rincón.
El vendedor era ya un
anciano y al ver la emoción del señor dijo:
– Señor, claro que puedo vender. Ese muñeco
tiene muchos años aquí pero antes debo advertirle algo. Cada vez que alguien
compra este muñeco vienen a devolverlo poco tiempo después ya que…
-Señor, disculpe que lo
interrumpa pero tengo que irme, llegaré tarde a la fiesta de mi hijo. Aquí
tiene el dinero del muñeco, quédese con el cambio. Entonces, tomó el muñeco, se
dio media vuelta y salió deprisa de la tienda. El anciano intentó detenerlo
para advertirle algunas cosas sobre el muñeco pero el papá de Rodrigo tenía
tanta prisa que lo ignoró por completo.
Ya camino a casa el papá
de Rodrigo pensó “Este juguete le
encantará a mi hijo a pesar que es antiguo está como nuevo, Rodrigo estará muy
contento cuando lo vea”. Mientras, en casa de Rodrigo, su madre le dijo que se
cambiara de ropa porque iban a visitar a su tía, Rodrigo aún estaba muy triste
pues nadie recordaba su cumpleaños. Con decepción fue a su habitación, se
cambió de ropa y tras unos minutos le dijo a su madre:
– Ya estoy listo mamá-
La madre le respondió:
– Muy bien hijo, ahora solo hay esperar a que
tu padre llegue. Ya se demoró demasiado.
Minutos después, se
escuchó un auto. Era el padre de Rodrigo
– Listo niños, ya llegó
su padre.
-Es la hora de irnos-
dijo la madre.
Durante el camino a casa
de su tía, Rodrigo estaba muy triste y no salían palabras de su boca. Por fin
llegaron casa de su tía y el último en bajar del auto fue Rodrigo. Todos
entraron a la casa de inmediato, cerraron la puerta, excepto Rodrigo que iba
paso lento y con mucha tristeza en su rostro. Rodrigo se acercó a la casa, tocó
la puerta
- Oigan, me olvidaron
afuera, ábranme- gritó Rodrigo. “Lo único que me faltaba”, pensó. La puerta se abrió y Rodrigo entró con la
mirada hacia el piso. De pronto, escuchó que todos gritaron “¡Sorpresa!”.
Rodrigo no lo podía creer, toda la casa estaba llena de globos, había un pastel
enorme y muchos regalos por todos lados. Lágrimas de felicidad salieron de sus
ojos. Al ver tal cosa, su madre se acercó a él y le dijo:
- ¿Crees que nos
olvidaríamos de tu cumpleaños?, te equivocas hijo toda tu familia te ama, nunca
lo dudes
–Gracias mamá- contestó Rodrigo y comenzó la fiesta. Todo en esta casa era felicidad,
se divirtieron mucho y la pasaron muy bien. Tras unas horas llegó el momento de
abrir los regalos. Todos le dieron su
regalo a Rodrigo, solo faltaba su padre, se acercó con una bolsa muy grande ya
que no tenía tiempo de envolver el regalo, se lo dio a su hijo y le dijo:
- Vamos, saca lo que hay dentro hijo.
Rodrigo emocionado lo
tomó y con algo de trabajo sacó el muñeco de la bolsa. Al verlo, su cara se
llenó de emoción. El muñeco había dejado encantado a Rodrigo.
- Gracias papá, ahora ya
tendré con quien dormir cuando tenga miedo por las noches- dijo Rodrigo.
-De nada hijo, te mereces
eso y mucho más. Por fin, la fiesta terminó
y la familia regresó a su casa, pero no se imaginaban lo que estaba por
venir…
Llegando a casa Rodrigo
se olvidó de todo sus regalos y se puso a jugar con el muñeco. “Te llamaré Toni”,
dijo Rodrigo muy contento. Ese día Rodrigo jugó todo el día, terminó muy
cansado, pues el muñeco era muy grande y lo cargaba a todos lados. Llegó la
hora de dormir y Rodrigo se fue a la cama, pero antes dejó sentado al muñeco
frente a él en una silla. El sueño lo venció y por fin se quedó dormido, esa
noche pasaría algo que daría el comienzo de terribles tragedias.
Ala mañana siguiente
Rodrigo se despertó al escuchar un grito desgarrador. De inmediato se levantó
de su cama y corrió a ver qué sucedía. Los gritos eran cada vez más fuertes y
acompañados de un llanto, provenían de la habitación de su hermanita de dos
años. Toda la familia salió disparada hacia donde provenían los gritos. Al
llegar a la habitación, su madre tenía en brazos a la beba que no se movía y tenía
los ojos cerrados llegó su padre y su hermano de diezaños a la habitación
– ¿Qué pasa aquí?- dijo el padre de Rodrigo. La
madre tan solo decía “¡La niña no respira, la niña no respira!” Su esposo de inmediato llamó una ambulancia la cual
llegó minutos después, aunque solo llego para decirles la triste noticia: su
hija había muerto… Rodrigo y toda su familia en shock todos lloraban
desconsolados mientras en la tienda de antigüedades el anciano recordaba con preocupación al señor que le había
dado el muñeco, ya que no le dio tiempo de explicarle que en las casas donde
tenían al muñeco sucedían todo tipo de tragedias a los niños y nadie sabía él
porqué.
Ese muñeco había sido de un
asesino de niños y antes de morir a balazos a manos de la policía, había
pintado un extraño símbolo en el muñeco el cual estaba cubierto con la ropa que
vestía. “Que Dios cuide a esa familia”, dijo el anciano mientras estaba en su
tienda.
Al día siguiente
enterraron a la pequeña. Según la investigación forense murió de asfixia,
quizás por las cobijas que la cubrían. En aquella casa todo era tristeza y esa noche Rodrigo lloraba y abrazaba a su
muñeco Tony. Mientras estaba en su cama y justo cuando el sueño estaba a punto
de vencerlo, quedó aterrorizado al ver que el muñeco abrió los ojos y volteó a
verlo. Rodrigo dio un grito desde la cama y despertó de golpe, lanzando al
muñeco al piso. De inmediato corrió con sus padres, gritaba como loco mientras corría
aterrorizado. Cuando llegó a la habitación de sus padres ya tenían la luz
encendida por sus gritos.
- ¿Qué te pasa Rodrigo,
qué escandalo es este?- dijo su madre. Y
le dijo a su padre:
–Papá, el muñeco que me regalaste me volteó a
ver, movió los ojos, te lo juro.
–Hijo, los muñecos no tienen vida propia. Debió
ser alguna alucinación tuya- le dijo su padre.
Y le pidió a su esposa que acompañara a Rodrigo a dormir. Ya estando en
su habitación Rodrigo volteaba a ver su muñeco con temor y no se atrevía a
levantarlo del piso. Él estaba seguro de lo que había visto.
-Hijo, todos estamos
tristes con la muerte de tu hermanita no nos des más preocupaciones por favor
tu madre está destrozada.
Entonces el padre de Rodrigo,
al ver el miedo del niño, tomó el muñeco y lo llevó a su habitación. Durante
toda la noche, Rodrigo no pudo dormir pensando en lo que había visto. “Habría
sido una alucinación mía”, pensó Rodrigo. Tras varias horas por fin consiguió quedarse dormido. A la
mañana siguiente Rodrigo despertó y todo estaba muy tranquilo, se levantó de su
cama y se dirigió a la cocina. Ahí estaba su madre preparando el desayuno
- Hola mamá- le dijo
Rodrigo.
- Hola- contestó su madre
con una voz quebrada. Su madre no podía
dejar de pensar en la muerte de su hija y en lo mucho que la iban a extrañar
-Hijo, cuéntame lo que
pasó ayer por la noche con tu padre- le preguntó su madre. Rodrigo al ver la
tristeza de su madre decidió no darles más preocupaciones y le dijo
-Mamá, creo que fue una
pesadilla o alguna alucinación mía, no pasa nada. Al escuchar eso la madre de
Rodrigo se quedó más tranquila. Después le dijo:
-Hijo, date prisa,
termina de desayunar, recuerda que hoy es lunes y tienes que ir al colegio.
-Sí mamá, ya casi termino
de desayunar- contestó Rodrigo. Tras unos minutos terminó de desayunar y se
preparó para ir a la escuela. Su padre, como todos los días, llevó a la escuela
a Rodrigo y a su hermano mayor de 10 años, Carlos. Los dos hermanos platicaban
en silencio en el asiento trasero del coche. Rodrigo le contaba lo que había pasado
la noche anterior con su muñeco Toni y al escucharlo Carlos le creyó todo.
-No te preocupes hermano,
pronto nos desharemos de ese muñeco.
Cuando llegaron a la
escuela todo transcurrió normal y tras unas horas salieron del receso. Ahí
Rodrigo les contó a sus amigos sobre su nuevo mejor amigo Toni y que lo había visto claramente cundo lo volteó a ver. Sus
amigos se burlaron de él.
-Rodrigo, no seas tonto,
los muñecos no se mueven solos. Ya tienes 7 años, deberías saberlo.
Al escuchar eso, Rodrigo
se quedó serio y termino la plática sobre el muñeco al ver que sus amigos no le
creyeron nada. Pasaron unas horas más y llegó el momento de salir de clases. Ya camino a casa, en el coche de su padre,
Rodrigo y Carlos planeaban cómo deshacerse del muñeco.
-Le prenderemos fuego en
el patio cuando papá y mamá se descuiden- dijo Rodrigo. Carlos estaba de
acuerdo con el plan.
Llegando a casa, Rodrigo
le pidió el muñeco a su padre diciendo que lo de la otra noche había sido una
pesadilla suya. El padre de Rodrigo fue por el muñeco, se lo entregó en las
manos. Rodrigo subió las escaleras y corrió de inmediato donde estaba su
hermano
-Listo Carlos, ya solo
falta que papá y mamá salgan de la casa para deshacernos del muñeco.
-Tengo una idea- dijo
Rodrigo- Les diré a nuestros padres que
vayamos a la casa de mi tía, tú les dirás que no tienes ganas de ir y mientras
estemos ahí le prendes fuego al muñeco.
-Muy bien- dijo Carlos- Eso
haremos. Por dentro Carlos no estaba muy convencido de que el muñeco tuviera
vida, pero él siempre apoyaba a su
hermano en todo. El plan salió a la perfección y Rodrigo se fue con sus padres
a casa de su tía, mientras Carlos se quedó en casa con el pretexto de terminar
su tarea. Ya en casa de su tía Rodrigo
pensaba “Cuando llegue a casa por fin ese muñeco habra desaparecido”. Pasó al
menos una hora y media y Rodrigo y sus padres se dirigían a casa. cuando
llegaron, Rodrigo corrió a buscar a su hermano pero quedó en shock al ver que
su hermano estaba tirado al pie de las escaleras con sangre en la boca y el
muñeco estaba al lado de él. Sus padres, al ver la escena corrieron a levantar
a su hijo, lo tomaron en brazos y de inmediato lo subieron al auto para
llevarlo al hospital Ahí estaba Rodrigo, llorando frente a frente con el muñeco.
Mientras lloraba de rabia el muñeco lo volteo a ver y le dijo:
- Lo mismo te va a pasar
a ti si intentas matarme, niño.
Rodrigo corrió con su
padres y subió al auto. Ahora estaba convencido de que ese muñeco tenía vida,
quería acabar con su familia. Ya en el hospital, los doctores le decían a sus
padres que su hijo Carlos estaba en coma tras caer de las escaleras. Rodrigo fue donde su padre y le dijo:
-Papá, ese muñeco mató a
mi hermanita e intentó matar a mi hermano Carlos. El muñeco tiene vida, créeme-.
Al escuchar eso el padre
de Rodrigo recordó al anciano que le vendió el muñeco y que por la prisa no
escuchó la advertencia que tenía que hacerle antes de comprarlo. Al siguiente
día Rodrigo y su padre volvieron a casa y su madre se quedó cuidando a su
hermano en el hospital, al ver el miedo de Rodrigo su padre tomó el muñeco del
brazo y lo encerró en el closet de su habitación. Después le dijo:
-Hijo, iré a hablar con
el anciano que me vendió el muñeco para ver si lo puedo devolver ¿quieres
acompañarme o te quieres quedar?
-Me quedo- dijo Rodrigo
ante la sorpresa de su padre. Al parecer Rodrigo tenía un plan para
deshacerse del muñeco para siempre. Su
padre salió de la casa, subió al auto, y se dirigió a la tienda de antigüedades.
Ya estando ahí le dijo al anciano que hace unos días había comprado
un muñeco. El anciano lo interrumpió y le dijo:
-Sí, lo recuero
perfectamente, y si está aquí debió pasar algo muy malo en su casa. Ese muñeco
perteneció a un asesino de niños y creo que tiene una maldición por el símbolo
que marcó el asesino en su pecho, con sangre, antes de morir. El policía que
mató al asesino me vendió el muñeco hace varios años y me contó la historia. Todas
las personas que han comprado el muñeco han sufrido terribles tragedias en sus
familias, curiosamente en todas las casas tenían niños…
Al escuchar eso el pare
de Rodrigo salió corriendo de la tienda y se dirigió de inmediato a su casa, su
hijo corría grave peligro. El padre de Rodrigo manejó lo más rápido posible
hasta llegar a su casa y entró casi
tirando la puerta. Lo primero que vio al entrar fue a su hijo tirado en el piso,
inconsciente. Junto a él estaba el muñeco y un cuchillo con sangre, corrió y
abrazó a su hijo que estaba en el piso
-¿Qué tienes hijo? ¡Despierta,
despierta! Al decir eso su hijo comenzó a abrir los ojos, entonces, asustado
tomó el muñeco, lo llevó al patio, lo roció de gasolina, y le prendió fuego. El
padre de Rodrigo no lo podía creer, el muñeco estaba gritando y pataleando de
dolor mientras se convertía en cenizas.
El padre de Rodrigo entró de nuevo a la casa, se dirigió donde se su hijo, lo
abrazó y le dijo:
- Rodrigo, ya todo
terminó, hijo. Ese muñeco se convirtió en cenizas, ya no podrá hacernos daño. Le prendí fuego,
ahora te llevaré al hospital. Rodrigo tenía un símbolo en el pecho que el
muñeco había marcado con el cuchillo, entonces, el niño pronunció estas
palabras
-Yo no soy Rodrigo, ahora
me llamo Tony. Acabas de quemar a tu hijo, por fin logré salir del cuerpo de
ese muñeco.
Esas fueron las últimas palabras
que escuchó el padre de Rodrigo antes de que Tony le clavara un cuchillo en el
cuello. Esta historia continuará...